Sunday, February 03, 2008

Basta de películas de animalitos parlantes.


Desde el estreno de las crónicas de Narnia, salí con esa idea en la cabeza, no dejarme conquistar por los trailes de películas donde animalitos "cute" hechos por CGI hablan como humanos. Esa película en particular no me pareció tan mala, pero si hecha para que su target de audiencia sea el público infantil (No es que yo sea la mata de la madurez, pero tampoco para emocionarme viendo a Aslan).



En fin, hasta hace poco segui firme en mi convicción, lastimosamente cedí un fin de semana en el que las películas que estaban en cartelera particularmente no me llamaban para nada la atención, entre esas The Golden Compass o la Brújula Dorada para latinoamérica. Lo único que me hizo decidir por verla, fue Nickole Kidman, para mis adentros dije, "bueno en el trailer aparecían los animalitos cute hablando, pero por otro lado está Nickole, puede que no sea lo que fue Narnia". Grave error, la primera hora de película la aguanté estoicamente, pero luego vino la debacle, por primera vez en mi vida me quedé ruco en un cine, de vez en cuando me despertaba para ver el reloj y con la esperanza que los créditos ya se estuvieran presentado en la pantalla, pero no, mi pesadilla no terminaba, por un momento tuve la brillante idea de sugerirle a mi acompañante que nos fueramos, todo se desmoronó al ver su rostro ensimismado viendo la pantalla. No me quedó otra que aguantarme hasta el final, no sin maldecir a la tecnología CGI al permitir que los animalitos hablen.



Bueno después de tamaño traspié al elegir una "weekend movie", quedo curado de esto, no más, al menos si la película que elija resulta ser mala, dejaré que el crédito se lo lleven actores de carne y hueso, nunca jamás animalitos tiernos que traten de conquistarme inútilmente, claro que si es una nueva saga de Star Wars en la que eventualemente intervenga uno que otro animalito parlanchín, podría ser un poco más tolerante :P

Andrés y el mar.



Cuando niño solía pescar jaibas en un club al cual me llevaba un tío mío, era un pasatiempo divertido y del cual saqué la conclusión de que en caso de caer en una isla desierta luego de un naufragío, no moriría de hambre, dadas mis aptitudes natas para recoger los frutos del mar.



Hace poco mas de una par de semanas, se presentó la oportunidad de volver a poner en práctica todos mis conocimientos en el arte de la pesca, y como pescador "ducho" no iba a dejar pasar la ocasión de mostrar cuan bueno era.



Contratamos y nos enbarcamos cuatro personas contándome, en una lancha pesquera en San Pablo, al mando de la cual se suponía que iba a ir "Pedro" con quien tranzamos el día anterior. Para nuestra sorpresa "Pedro" no era el capitan de la nave, su porte capitanesco nos confundió, ya que al parecer quien mandaba era un señor ya mayor, el cual tenía el "know how" de donde nos podría ir mejor. Fue asi como partimos bajo las órdenes del "elder", bajo un clima nublado, ideal para no asarme como la última vez que dejé que el sol me bañara con sus rayos (malditos aerosoles mata capas de ozono, prometo no volverlos a usar). En fin el "elder" nos hizo parar en los "bajos", no se a que demonios se refería, pero la idea era que había peces. Luego nos dieron nuestros instrumentos de pesca que consistían en un rollo de nylon y al final un anzuelo con un pedazo de sardina. Uno a uno fuimos lanzando nuestros anzuelos al mar, y esperamos.........esperamos...... esperamos (sin cigarrillos que es lo peor) ....... y seguimos esperando. Nada. El "elder" al parecer había cometido un error y decidimos ir a otro sector en el cual nuestras frustraciones solo serían cosa del pasado. Llegamos al otro lugar y volvimos a ejecutar el mismo procedimiento. Nada. En esos instantes en mi mente solo repasaba mis momentos de gloria en el club de pesca, cuando las inocentes jaibas caían bajo mis depredaroras manos. Por último el capitan decidió hacer un intento final en otro sector, ya para esto habíamos sufrido conatos de pesca, pero al subir los anzuelos encontrabamos que la carnada se la habían "chineado" o el anzuelo estaba doblado. Al parecer esta vez en el nuevo lugar el elder no se equivocó.......... tanto, puesto que fue uno de los tripulantes el que no paraba de sacar pescaditos y ponerlos en la lancha :S



Al final, luego de casi tres horas de arduas faenas pesqueras, una hambruna insoportable al medio día y una no menor dosis de aburrimiento, decidimos darnos por vencidos y regresar a tierra firme, no sin que antes nos dieran el paseo de consolación por la playa del lugar. Los artesanos de la pesca ni siquiera nos dieron los pescaditos que sacaron para amagar que al menos eso conseguimos :(



En fin, el pedestal de buen pescador y hombre autosuficiente en el que mi confundida mente me había autosituado, se desmoronó como un castillo de naipes al paso de un huracán. Al menos de algo me servirá esta experiencia, ya que en el hipotético caso de verme en una isla desierta yo solo con mis habilidades en contra de la naturaleza, como Tom Hanks en "cast away", no me faltará mi buena dotación en atún enlatado, eso si en aceite, porque en agua es muy malo.......

Aquisito nomás!!


Siempre he sido un apasionado no practicante de los deportes extremos (es posible eso???) y en los últimos años he tratado de cambiar la situación, yendo a los lugares donde suele ser común la práctica de los mismos. Aunque no he hecho gran cosa aún, por algo se debe empezar. Esto motivó mi afán por conocer Mindo, un lugar turístico cerca de Quito, bueno cerca según ciertas personas, ahora me doy cuenta que el concepto de "cerca" es demasiado subjetivo.



La verdad es que nos embarcamos en el terminal de Cumandá en un bus de las 10:30, ya que no llegamos a tiempo al terminal de la cooperativa que va directo al lugar, cuyos buses parten a las 8 AM. El viaje hubiera resultado de lo más tedioso, de no ser por la buena conversa, una botella de zhumir y aquellos maravillosos artefactos que son indispensables para el moderno vivir, los ipods.



Una vez en el sitio, al cual llegamos a la 13:30 nada mas ni nada menos, entramos a un lugar a degustar uno de las especialidades del lugar, "el lomo a la piedra". Creo que me hice de expectativas un poco fantasiosas, al imaginar una piedra de una tonelada donde asaban trozos brutales de carne, y gente siendo resucitada luego de haberse atragantado con los mismos. En su lugar recibí un pedazo minúsculo de res encima de una piedra algo mas grande que una billetera :S



Luego de superado el shock de la comida, decidimos hacer regata, que en pocas palabras es navegar en boya rio abajo, fue bastante divertido pero no entraría en mi concepto de extremo (por cierto que el guía era el hombre duro del paseo, nosotros no hacíamos nada), la falla fue que según el guía, el río no estaba con su mayor afluencia. El paseo duró aproximadamente media hora tras la cual volvimos al pueblo completamente empapados, pero bastante mas relajados.



Lastimosamente el presupuesto y el tiempo nos falló para conocer los demás atractivos del lugar, pero vale la pena intertarlo en otra ocasión, eso si, en vehículo propio, si no quieren aplanar sus posaderas durante el "corto" viaje al "cercano" lugar :( .